| Ok... voy a intentar explicar bien d una buena vez lo que pienso... para terminar con este tema... yo lo veo de la siguiente manera, las especies sí se han adaptado al medio ambiente y modificado fisicamente por necesidad d subsistir a cambios hostiles... esto suena lógico. Y en el primer post q origino todo esto lo dije.
Pero, referente a las teorías de la evolución, esas explicaciones dadas y modificaciones hechas a la teoría inicial de Darwin del origen de las especies, que es a lo que yo originalmente me refería (y a lo ke me he referido en los siguientes post's) que es en lo que no creo posible, como hasta ahora se han explicado dichas teorías. Me cuesta mucho creer que un "algo" (eso q aún no pueden explicar a ciencia cierta) se haya desarrollado una especie viviente de la cual, a lo largo de miles y millones de años se puedan originar... aparecer... transformar en miles de nuevas especies que son las que conocemos hoy en día, incluyendonos a nosotros mismos. "Evolución, en biología, descendencia con modificaciones, proceso por el que todos los seres vivos de la Tierra han divergido, por descendencia directa, a partir de un origen único que existió hace más de 3.000 millones de años. - Enciclopedia Encarta"
Una evolución de esta magnitud y durante tantos miles y millones d años, habría dado lugar a más fósiles, a encontrar restos de civilizaciones MUY MUY antigüas, de nuestros "antepasados", que si bien la evolución haya sido gradual ó dando un gran salto, ese ser anterior a nosotros debió haber dejado su huella. Y por otro lado, que nuestro cerebro, nuestra conciencia, nuestros ojos... lo complejo del cuerpo humano y de los seres vivos haya sido creado al azar, y desarrollados tan perfectos, repito al azar... me deja mucho q pensar. Nosotros por ejemplo, tenemos la necesidad de volar... yo tengo la necesidad de volar... porque nuestro cuerpo con su inteligencia, o al azar si kieres, porq no modifica ó ha modificado nuestros genes para satisfacer esa necesidad? Necesitamos que la tierra sobre la ke pisamos se caliente para tener ke despegar nuestros pies del suelo? Como es que nosotros tenemos raciocinio y tantas capacidades que ningún otro ser vivo tiene... hemos sido capaces de adueñarnos de la tierra! como si ésta hubiera sido prevista a pertenecernos... como para ke todo esto sea una broma de la casualidad, el azar... o lo ke sea q después vayan a decir. Y porque no sobrevivieron nuestros antepasados más cercanos?... homínidos, les llaman. Es verdad que el más fuerte es el que sobrevive... pero, aún entre nosotros, entre nuestra misma especie, y demás especies, los hay más capaces y los menos capaces también han sobrevivido, marginados, discriminados ó lo ke tu kieras, pero ahí están, vivos!
Y otra cosa, estas teorías de la evolución, sugieren que al final nosotros también podríamos morir en unos... incalculables años, puesto que cuando demos lugar a una nueva raza evolucionada de seres humanos ó nos destruirán ó moriremos por las condiciones climatologicas o lo ke sea que haya originado la evolución, puesto que no hay sobrevivientes de nuestros "antepasados" homínidos. ¿?
Y bien, se necesita mucho más que las investigaciones que se han hecho hasta ahora para que YO crea que nuestro origen se debe a como lo explican las teorías de la evolución. Y el ke yo no las crea, no significa que tengan que intentar convencerme de lo contrario, ni yo a ustedes.
Ahora Chema, no tendría porque "explicar" esas dificultades y contradicciones de las teorías de la evolución, puesto que es obvio que existen, de lo contrario ya sabríamos con certeza d donde venimos. Ya que, "la ciencia no depende de las creencias, de la fe ni de las esperanzas. Se basa en hechos explicables". Si no las ves, podrías leer al respecto en revistas de ciencias o una enciclopedia. Sin embargo, t dejo akí una parte del tema de la "Evolución" tomado de la enciclopedia Encarta que habla al respecto y unas notas de la BBC q igual supongo ke no t va a bastar pero igual te la dejo.
Enciclopedia Encarta Problemas y argumentos ¿Es progresiva la evolución?
La antigua idea neoplatónica (véase Neoplatonismo) de una gran cadena de la vida, con seres unicelulares en el extremo inferior y el hombre inmediatamente por debajo de los ángeles, es previa a la evolución, aunque, por desgracia, se confunde con ella con facilidad. Lamarck veía la evolución como el ascenso progresivo en una escalera con formas de vida destinadas a convertirse en otras situadas en un nivel superior. “Producir sus formas intermedias”, es el concepto erróneo que subyace al desafío de los creacionistas hacia los evolucionistas. Algunas veces incluso solicitan formas intermedias entre perros y gatos. Como es natural, en el modelo de evolución actual las distintas especies no son los peldaños de una escalera pero sí las ramas de un árbol. Frases como “descendiendo en la escala evolutiva a los gusanos planos”, o “ascendiendo a los primates superiores” están mal orientadas y no tienen lugar en el léxico de la evolución, al menos cuando nos referimos a animales actuales.
Cuando nos referimos a animales del pasado y al archivo fósil hay que preguntarse si existe un cambio progresivo con el tiempo. Con frecuencia los biólogos disienten en la respuesta. Parte del desacuerdo reside en saber qué es lo que se entiende por progreso. Desde una perspectiva global, el progreso es innegable. Antes de una fecha determinada toda la vida era procariota. Después de ésta hubo vida procariota y eucariota.
Otra fecha decisiva separa el tiempo en el que toda la vida eucariota era unicelular, de otro posterior en el que era unicelular y pluricelular. Fechas posteriores separan la vida puramente acuática de la vida terrestre y acuática, y después de la acuática, terrestre y aérea. Respecto a si el tamaño medio cerebral ha aumentado o no, está claro que el tamaño máximo del cerebro lo ha hecho.
Otro sentido de progreso se refiere a las variaciones dentro de linajes de descendientes de antecesores particulares. Se ha mantenido que existe una tendencia en varios linajes de vertebrados fósiles a que el tamaño cerebral aumente, por separado y de forma repetida. La Regla de Cope establece que el tamaño del cuerpo tiende a incrementarse con el tiempo dentro del linaje fósil, pero esta regla no es de ninguna manera cierta en sentido universal. El “efecto de la Reina de Corazones” (que recibe el nombre del personaje de Lewis Carrol que informó a Alicia de que en su país había que correr tanto como se pudiera para permanecer en el mismo lugar) es una explicación teórica para un progreso local limitado de este tipo.
Mucho antes de que el nombre de la Reina de Corazones fuese acuñado, R. A. Fisher había reconocido la importancia del efecto. Bajo el encabezamiento de “Deterioro del medio”, Fisher (1930) escribió: “Si un organismo se sitúa en cualquier nivel alto de adaptación para el lugar que ocupa en su medio, esta adaptación estará constantemente amenazada. Por lo tanto, para la mayoría de los organismos el entorno físico puede ser considerado como en constante deterioro. Es probable que los cambios evolutivos de los organismos asociados sean más importantes que los cambios climáticos. Al tiempo que cada organismo se perfecciona, también lo harán sus enemigos y competidores, y esto, desde el punto de vista que afecta a cada organismo y tal vez de forma más importante, tendrá el mismo efecto sobre el deterioro del medio”. En esta cita hay que considerar “especies” en el lugar de “organismos”. La idea esencial es similar a la de la carrera armamentista: como los depredadores gastan más en adaptaciones dirigidas a cazar una presa, la víctima —para mantenerse en el mismo lugar— tiene que gastar más en las adaptaciones que le permiten escapar de los depredadores. Y viceversa, de modo que existe una espiral progresiva de perfecciones costosas en el equipamiento, aunque su eficacia no mejora, ya que el otro bando en la carrera armamentista progresa en paralelo.
La teoría neutral
La selección natural es la única teoría conocida que puede explicar la existencia de la adaptación en la naturaleza. Sin embargo, esto no significa que la selección natural sea la fuerza que dirige toda la evolución, ya que no toda variación evolutiva es necesariamente adaptativa. Concretamente, a escala molecular existe un apoyo creciente a la idea de que la mayoría de las variaciones evolutivas son en realidad neutrales. Esta “teoría neutral de la evolución” ha sido defendida por el distinguido genetista japonés Motoo Kimura. La teoría neutral no afirma que los genes no estén realizando algo útil, más bien sugiere que formas diferentes del mismo gen son indistinguibles en cuanto a sus efectos. Por ello, una mutación de una forma de un gen a otra es neutral en cuanto a que la modificación no afecta al fenotipo. El ejemplo más obvio es sinónimo de mutación. Cuando el código genético está degenerado (esto es, más de un codón puede conducir al mismo aminoácido), una mutación de un gen a su sinónimo exacto no tiene el efecto que la selección natural predice, aunque en el ámbito de la genética molecular se considera una mutación verdadera. Incluso donde las mutaciones no tienen el mismo significado en el ADN, las proteínas que éstas codifican pueden sufrir una acción enzimática idéntica (ya que la mutación puede no afectar a la estructura tridimensional de la proteína). La expresión fenotípica final de las dos formas del gen puede ser idéntica, por tanto, y la mutación de una forma por otra es neutral. Kimura y sus colaboradores apuntaron la evidencia de que la mayoría de las sustituciones de los genes en la naturaleza era neutral. Es decir, desde su punto de vista, es la principal causa de variación genética en las poblaciones.
La teoría neutral se describe algunas veces como antidarwiniana, aunque ello es un gran error. Las mutaciones neutrales son equivalentes a los cambios experimentados por la tipografía desde la época de los romanos a los días de Baskerville: el significado de las frases escritas es invariable. La selección darwiniana juzga a los genes por su expresión fenotípica, es decir, por el significado de sus frases. Si una mutación carece de efectos sobre el fenotipo, significa que es puramente un cambio de tipografía y la selección natural será indiferente a ésta. La teoría neutral no se pronuncia, de una forma o de otra, acerca de la importancia de la selección darwiniana al nivel de los fenotipos.
La teoría neutral fue muy discutida cuando se propuso por primera vez a finales de la década de 1960, tal vez en parte porque fue mal interpretada, e incluso entendida de forma errónea como antidarwiniana. Desde entonces ha ganado terreno y en la actualidad es apoyada por la mayoría. Una consecuencia interesante de esta teoría es la idea de un “reloj genético molecular”. Si la mayoría de las sustituciones genéticas son neutras, es de esperar que la tasa de sustituciones sea más o menos constante para cualquier locus genético determinado. Suponiendo esto, la época en la que vivió el antecesor común de cualquier pareja de especies se puede calcular a partir del número de diferencias en los aminoácidos entre ambas especies. Al principio, dichas fechas pueden ser medidas en unidades arbitrarias, aunque pueden calibrarse en millones de años para cualquier gen dado, usando linajes donde el registro fósil es rico. Los puntos de bifurcación que antes hemos mencionado entre los linajes del ser humano y los de los monos se han fechado a partir de pruebas de este tipo.
Niveles de selección
La selección natural elige al más apto, aunque ¿qué es el más apto? Para Darwin la respuesta era clara: los organismos más capacitados. Para Darwin aptitud significaba cualquier cualidad que ayudaba a un organismo a sobrevivir y reproducirse. Los componentes de la aptitud eran cualidades como extremidades que permitían correr a gran velocidad, agudeza de visión, leche abundante de alta calidad. Más tarde “aptitud” se convirtió en un término técnico utilizado por genetistas matemáticos para referirse a “todo aquello que es favorecido por la selección natural”. Como una consecuencia trivial de esto, es posible argumentar que la supervivencia del más apto es una tautología.
Sin oponerse al énfasis que Darwin concedía a la supervivencia y a la reproducción, otros evolucionistas han considerado la selección natural como una elección entre grandes unidades: grupos de individuos o especies. Por ejemplo, las limitaciones de la agresión se han explicado como una consecuencia de la selección natural entre las especies: aquellas especies cuyos miembros se dañaban entre sí se extinguieron. Actualmente el “seleccionismo de grupo”, al menos en este sentido simplista e ingenuo, está desacreditado. Las décadas de los años sesenta y setenta fueron testigos de una marcha atrás de los teóricos hacia el rigor del neodarwinismo de la década de los años treinta (ver arriba), lejos del seleccionismo de grupo. Los cambios evolutivos vienen dados por la sustitución de genes en los conjuntos de genes y éstos suelen ser resultado de las diferencias en los efectos genéticos sobre la supervivencia y la reproducción. También se reconocieron formas indirectas y sutiles en las que los genes pueden influir en su supervivencia. Por ejemplo, las hormigas obreras son estériles, pero pueden afectar a la representación de copias de sus genes en el conjunto de genes, favoreciendo la reproducción de sus parientes cercanos, como sus madres o sus hermanas reproductoras. En un progreso teórico notable, W. D. Hamilton propuso “el más apto inclusivo” como una generalización de “el más apto darwiniano” que tenía en cuenta dichos efectos familiares indirectos. La expresión “selección familiar” se utiliza adecuadamente para distinguir esta importante teoría de la desacreditada “selección de grupos” a la que algunas veces se parece si se toma en un sentido superficial y erróneo.
Selección sexual
Darwin hizo una distinción entre selección natural, que favorecía los órganos y estructuras orientadas a la supervivencia, y selección sexual, que favorecía aquellos logros dirigidos a obtener pareja, por combate directo con los miembros de su propio sexo, o por su atractivo para el sexo opuesto (que a veces se denominan selección intrasexual y selección intersexual, respectivamente, aunque su uso incita a error). Darwin quedó impresionado por el hecho de que, con frecuencia, las cualidades de atractivo sexual eran contrarias a aquellas que conducían a la supervivencia. Un ejemplo notorio son las colas llamativas e incómodas de las aves del paraíso, que deben estorbarles durante el vuelo y son visibles para los depredadores. Sin embargo, Darwin se dio cuenta que estos obstáculos podrían merecer la pena si también atraían a las hembras. Es probable que un macho que consigue persuadir a una hembra para que se aparee con él en lugar de con un rival contribuya con sus genes a los conjuntos de genes futuros. Los genes de las colas con atractivo sexual tienen por fuerza una ventaja que compensa a las desventajas que se admiten.
La distinción establecida por Darwin entre selección natural y sexual algunas veces conduce a confusión. Por ejemplo, desde el punto de vista de Darwin, el útero y las ubres, aunque son órganos de reproducción, evolucionan por selección natural, no por selección sexual. Esto es debido a que no ayudan a sus poseedores a conseguir pareja en los enfrentamientos con competidores del mismo sexo. Los penes también evolucionan bajo la influencia de la selección natural, no de la selección sexual, a menos que algunas características de su aspecto ayuden a los machos a asegurarse las hembras frente a machos rivales. Darwin podría admitir que, por ejemplo, el pene brillante de ciertos monos evolucionó con probabilidad por selección sexual. Los dientes, en la medida en que están adaptados para la alimentación, son modelados por la selección natural. En la medida en que son utilizados por los machos para intimidar a sus rivales masculinos (por ejemplo, los colmillos de un jabalí) o atraer a su pareja, son modelados mediante selección sexual.
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Wallace, el codescubridor de la selección natural, disentía de Darwin respecto a la selección sexual. Él creía que detrás de todas las características aparentemente ornamentales existía una función útil que debíamos buscar. Más tarde hizo la concesión de que algunos adornos eran utilizados por los machos para atraer a las hembras, aunque pensaba que dichos machos estaban siempre anunciando esta cualidad que las hembras beneficiaban mediante la elección. Por el contrario, Darwin creía que los caracteres seleccionados sexualmente como las colas de las aves del paraíso eran inútiles excepto en la medida en que se adecuaban a los caprichos de la hembra. Consideró estos últimos como algo dado, algo que no necesitaba explicación.
Más tarde algunos escépticos creyeron que la selección natural podría actuar inevitablemente sobre las hembras para cambiar sus gustos, de modo que no fueran atraídas por cualidades que al heredarlas sus hijos sólo podían ponerlos en peligro. Tras la muerte de Darwin, la teoría de la selección sexual fue desprestigiada durante un tiempo. El gran genetista británico R. A. Fisher, estadista y eugenicista ya mencionado con anterioridad, resucitó la teoría empleando ingeniosos razonamientos. Se supone que el gusto de las hembras está bajo control genético. Cada individuo, de cualquier sexo, tenderá a heredar los genes maternos que favorecieron la elección de su padre, y los genes paternos para las cualidades que le hicieron ser elegido. Esta correlación, llamada hoy técnica e inútilmente desequilibrio de unión, puede en teoría, en algunas circunstancias, conducir a una fuga de la selección de numerosas exageraciones extravagantes de la cualidad preferida. Fisher sostiene que incluso si la tendencia prevalente en el gusto de las hembras es por cualidades de los machos que son perjudiciales para la supervivencia de éstos, la selección puede tender a favorecer el atractivo sexual por su propio bien. Tales extravagancias, como el abanico del pavo real, los entramados construidos por determinadas aves de Australia y Nueva Guinea, y la misteriosa belleza del canto de las aves, pueden haber evolucionado a través del tipo de selección sexual de fuga concebida por Fisher.
Algunos teóricos más recientes han retornado a un punto de vista más parecido al de Wallace. Ellos creen que la ornamentación extravagante de los machos anuncia su cualidad masculina original y que su extravagancia, en apariencia exagerada, se desarrolla como una forma de confirmar dicha cualidad ante hembras que de otra manera seguirían escépticas. Esta controversia entre el punto de vista de Darwin respecto a la ornamentación como llamamiento al gusto femenino arbitrario, y el de Wallace como anuncio de una cualidad original, persiste hasta nuestros días con enfoques actuales, y no muestra señales de alcanzar una resolución final.
BBC -El elusivo origen de la vida
La cuestión del origen de la vida ha sido, por largo tiempo, un desafío a la imaginación, la que se ha valido de respuestas religiosas, filosóficas y científicas para enfrentar su misterio.
Desde el punto de vista científico, lo que obstaculiza la búsqueda -según la profesora de paleontología de la Universidad autónoma de Madrid, Angela Delgado- es la falta
de una definición de lo que es vida, un criterio unificado para enfrentar el tema.
La profesora Delgado le dijo a la BBC que "la propia organización biológica es un sistema jerarquizado muy complejo, que va desde las moléculas hasta las formas bien
organizadas como los animales y las plantas".
Aquí es donde los científicos penetran en este jardín de senderos que se bifurcan: unos buscarán la molécula primigenia entre las moléculas orgánicas, aquellas que
contengan carbono, oxígeno e hidrógeno, mientras que otro grupo se encaminará hacia la molécula que presente ADN y ARN, es decir, en la dirección de la clave de la herencia.
Lo concreto es que intentar reconstruir la génesis de la vida resulta una empresa bastante temeraria, cuando no riesgosa, sobre todo porque no existen fósiles de los primeros seres vivos que colonizaron nuestro planeta.
¿Regalo del cosmos?
La presunción de muchos científicos es que la vida comenzó en el llamado "caldo primigenio", una especie de sopa rica en compuestos de carbono. Sin embargo, la pregunta continúa abierta: ¿de dónde vienen las moléculas orgánicas?
Alguien como el doctor Max Bernstein, del Instituto SETI, de Estados Unidos, le parece del todo concebible la idea de que la respuesta pueda haber viajado en el polvo interestelar, en la posibilidad de que cometas o asteroides hayan visitado la tierra trayendo el presente de la materia prima para la producción de la vida.
La posibilidad de que esto sea así, se abre a otra interrogante: ¿hay vida, tal como la conocemos, en otras partes del universo?
-¿Fue o no fue?, ésa es la pelea científica Una calavera encontrada en el desierto de Chad y calificada como el hallazgo paleontológico más importante de la historia, se ha convertido más que en una duda existencial, en la manzana de la discordia de la comunidad científica.
Para el francés Michel Brunet, quien encontró el cráneo fosilizado al que llamó "Toumai", representa el más antiguo rastro de un homínido con una antigüedad de 7 millones de años.
Pero un grupo de investigadores estadounidenses replicó en el último número de la revista especializada "Nature", expresando su escepticismo.
Para ellos, el espécimen (formalmente clasificado como Sahelanthropus thadensis) no pertenecería a ninguna rama en el árbol de la humanidad, sino que sería una antigua especie de gorila o chimpancé que se extinguió.
Cosas de monos
Brigette Senut, Milford Wolpoff, Martin Pickford y otros científicos ponen en duda las interpretaciones que hizo Brunet sobre el fósil hallado en Chad.
Para ellos, la poca longitud del rostro y los caninos pequeños son características femeninas que no permiten concluir que se tratara de un homínido.
Según algunos científicos, los rasgos no serían humanos.
El antropólogo Wolpoff de la Universidad de Michigan está seguro que no es un resto humano, teniendo en cuenta cicatrices en la zona posterior de donde se infiere la relación entre la cabeza y la columna vertebral.
"Estas cicatrices dicen claramente que este animal no caminaba erecto, no tenía una postura humana; por lo tanto no es humano", sostiene el científico.
Desde la Universidad de Poitiers, Michel Brunet reaccionó con indignación a estos comentarios, acusando a sus colegas de "poco serios" y a su artículo de "curioso intento de arruinar y tergiversar" los resultados de su hallazgo.
¡Son hominoides, hombre!
Seguramente "Toumai" nunca se imaginó millones de años atrás que su desentierro de Chad lo conduciría a uno de los terrenos más competitivos del escenario científico.
En esta arena, cada grupo de investigadores recibe con escepticismo el descubrimiento de sus grupos rivales, todos excavando en diferentes partes de África.
En enero del año pasado, fueron Senut y Pickford quienes tuvieron que enfrentar las críticas luego de anunciar el descubrimiento de fósiles en Kenia (un pedazo de maxilar,
dientes, restos de un brazo y pierna) a los que consideraron como homínidos (Orrorin tugenensis) y calcularon con una antigüedad de 6 millones de años.
En este momento no podemos decir con certeza si Toumai es un homínido o un simio, pero sí podemos estar seguros de que este espécimen es un miembro de los Hominoides, el grupo formado por homínidos y simios.
Mark Collard, University College London En tanto dos científicos británicos consultados por la BBC, intentaron poner paños fríos al actual enfrentamiento en torno a Toumai. Mark Collard, antropólogo del University College London, consideró que no hay elementos para aceptar ninguna de las dos hipótesis en conflicto.
Chris Stringer, un experto en homínidos del Museo de Historia Natural de Londres, coincidió en que es prematuro, según el estado actual de la ciencia, proclamar con seguridad líneas evolutivas de la especie humana en ese punto. "De todos modos -agregó- es un hallazgo de gran importancia".
Finalmente Collard, con una dosis de eclecticismo que le hubiera evitado dolores de cabeza a Hamlet, sentenció: "En este momento no podemos decir con certeza si Toumai es un homínido o un simio, pero sí podemos estar seguros de que este espécimen es un miembro de los Hominoides, el grupo formado por homínidos y simios".
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